Yoyós y trenes eléctricos desbancan a drones y robots como juguetes de moda en Tokio

Tomy

Marta O. Craviotto / EFE

Después de varios años donde drones y robots han copado el mercado juguetero, la industria vuelve a su sencillez original en Japón, país que marca tendencia y donde los populares Fidget Spinners conviven ahora con los trenes en miniatura o yoyós.


La más alta tecnología no ha podido barrer del mapa a la madera y el colorido plástico de los juguetes más tradicionales, como se pone de manifiesto en la última edición de la Feria del Juguete de Tokio, una de las más importantes del mundo, que se celebra hasta el próximo domingo.

La muñeca Licca-chan, que cumple ahora 50 años, peluches de más de 2 metros y juguetes de madera comparten espacio con amigables robots, cámaras o drones de tan solo 30 milímetros de diámetro.

El juguete estrella de este año a nivel mundial, el Fidget Spinner, llena muchas de las estanterías de los expositores, y aprovecha para recordar que a veces solo es necesario un concepto muy simple para triunfar.


«Nuestra compañía se dedicaba originalmente a los yoyós. Solo tuvimos que reinventarnos», explica a Efe Takahiko Hasegawa, excampeón mundial de yoyó y portavoz de la empresa Soloham, mientras hace girar en su dedo uno de los Spinners.

Algunos curiosos se acercan al estand y se atreven a probar el sencillo juguete -que no llegó a Japón hasta hace un par de meses-, mientras que otros desvían su mirada hacia los yoyós de madera que cuelgan de la pared.

Pequeños bonsáis de plástico, de tan solo un par de centímetros de alto, atraen a otros visitantes del expositor de Platz, donde Makoto Sugiya explica que son «perfectos para las casitas de muñecas».


«Ahora se han puesto muy de moda», afirma sonriente, probando una vez más el triunfo de la sencillez sobre la más complicada tecnología.


De hecho, el sector de los juguetes que incluye a los robots, cámaras y aplicaciones móviles facturó en 2016 un 19,8 por ciento menos que el año anterior, cifra que contrasta con la subida del 0,3 por ciento en la facturación del resto de la industria nipona del juguete, la segunda más importante del mundo.

Aunar innovación y tradición, sin embargo, se ha convertido en el gran acierto, y le ha valido a la compañía Tomy uno de los más importantes reconocimientos de la feria.

Su tren en miniatura basado en los dibujos animados de «Thomas y sus amigos», que expulsa vapor real mientras circula -muy sonriente- por las vías de plástico, se llevó el premio a la innovación de la Feria del Juguete de Tokio este año.

El típico dibujo en papel adquiere una nueva dimensión gracias a un rotulador que permite dibujar en 3D, y con el que Megahouse espera que los niños puedan, por ejemplo, «crear su propia comida de juguete», dice Alice Kubo.

Otros sets, como el «Cooking Puchi Food» de Bandai, permiten -en esta misma línea- «cocinar» pasta de modelar y convertirla en hamburguesas, tartas y rosquillas casi reales.

La industria del juguete japonés, con la vista puesta en el pasado y el futuro, goza de muy buena salud, con una facturación de 803.100 millones de yenes (unos 6.450 millones de euros) en el año fiscal 2016, según datos proporcionados por la Asociación Japonesa del Juguete.

 

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