UberEATS, un nuevo servicio que beneficia a consumidores y genera trabajo en Japón

Foto ubereats.com

 

 
UberEATS funciona como enlace entre restaurantes y clientes. Los intermediarios son los repartidores. Ellos recogen la comida y se la llevan al usuario. Muchos se preguntarán, ¿cuál es la diferencia con un servicio de delivery corriente de un negocio de comida? Que las personas que reparten la comida no son empleados del restaurante, sino terceros independientes.


El servicio, impulsado por Uber Japan desde septiembre, está atrayendo la atención de la gente en Tokio, revela Yomiuri Shimbun.

La iniciativa tiene varias ventajas. Por ejemplo, aumenta las opciones de delivery de los consumidores y genera trabajo. Ahora, lo malo. Como apunta Yomiuri, ¿cómo se responde a los retrasos en el servicio? ¿Quién se hace responsable? Además, no se trata simplemente de llevar el pedido de un sitio a otro, pues no es cualquier paquete, sino comida, así que hay que tener mucho cuidado (y habilidad).

Obviamente, no cualquiera puede hacer delivery. Los repartidores tienen que pasar por varios controles y Uber emplea a quienes están cerca de los sitios de destino de la comida.


Para acceder al servicio, los usuarios solo deben registrarse a través de la aplicación.

Por ahora el servicio está disponible en partes de Shibuya y Minato, y forman parte de él unos 150 restaurantes.

El propietario de uno de los restaurants dice que recibe hasta 50 pedidos al día y que UberEATS le da la oportunidad de hacerse conocido, pues algunos de los usuarios del servicio escriben sobre el restaurante en Facebook.


¿Y qué dicen los repartidores? Misa Shinomiya (44) cuenta que el trabajo le conviene porque le permite trabajar cuando lo desee. Recibe entre 600 y 800 yenes (5,71 / 7,61 dólares) por entrega y ha llegado a ganar 70.000 yenes (666 dólares) en una semana.

El autor del artículo cuenta que utilizó el servicio. Mientras iba en un tren con destino a la estación de Shibuya, pidió comida de un restaurante y acto seguido recibió un mensaje que decía que su pedido llegaría en 40 minutos.


Llegó a un lugar acordado de antemano y casi exactamente en el tiempo señalado llegó un hombre de 25 años en moto con su pedido. “La comida aún estaba caliente”, recuerda.

El cliente paga a través de Uber, que le paga al restaurante y al repartidor.

Como se decía línea arriba, el servicio también tiene desventajas. Cuando hay un retraso, ¿quién responde? Yomiuri dice que se resuelve caso por caso.

Por ahora, Uber Japan corre con los costes del delivery, pero tiene previsto que en el futuro lo paguen los usuarios. Resta por ver si el servicio tendrá éxito cuando los consumidores tengan que pagar más. (International Press)

 

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