Gigantes Atlético y Bayern, funcional Madrid y fantasmal City

El Atlético, a un paso de la gloria (foto Getty Images / FIFA)

 

Semifinales de Champions. Un partido de antología y otro para pasar el rato


El Atlético, a un paso de la gloria (foto Getty Images / FIFA)
El Atlético, a un paso de la gloria (foto Getty Images / FIFA)

Si te apasiona el fútbol, entonces el martes fue un día memorable para ti por el partidazo que disputaron el Atlético de Madrid y el Bayern Múnich por una plaza a la final de la Champions.

Los equipos de Simeone y Guardiola honraron el fútbol jugando con grandeza, leales a sus convicciones, unos atacando como jabatos, otros defendiéndose con bravura.


Fue uno de esos partidos que merecen tener dos ganadores. Una lástima que el Bayern no siga en carrera. Su primer tiempo fue soberbio. Solo una defensa como la del Atlético pudo resistir un asedio tan brutal. El mismo Simeone reconoció con admiración la superioridad de su adversario:

«Vimos el mejor rival al que me enfrenté en un primer tiempo. Tuvieron de todo, buen juego aéreo, uno contra uno y fue tremendo, maravilloso, ver a un equipo con esa continuidad en la intensidad del juego. Me dejó enamorado y no pudimos responder, pero la reacción fue buena a partir del penal que paró Oblak».

Es mezquino calificar de fracaso la eliminación del Bayern. Guardiola y sus jugadores no tienen nada que reprocharse. También lo es tachar al Atlético por supuestamente jugar “feo”, como dijo Arturo Vidal (dicho sea de paso, el chileno hizo un partido para enmarcar, enorme en todas las facetas de juego: quitando pelotas, asistiendo a sus compañeros, ¡no falló un pase y se la puso en la cabeza a Lewansdowski para que anotara el segundo!).


Simeone juega con lo que tiene. El argentino ha sido claro: “Yo desde que empecé a ser entrenador el mayor orgullo que tengo es el de potenciar a los futbolistas que tengo y no una idea puntual de cómo jugar. El día que esté en una selección, si es que me toca, ahí sí tendré una idea porque podré elegir una cantidad de los que puedan jugar con el sistema que yo elija”. Si el Cholo tuviera bajo su mando a Iniesta, Neymar, Suárez y Messi, jugaría a otra cosa.


Al día siguiente jugaron Real Madrid y Manchester City. ¡Qué diferencia! Parecía otro deporte. La culpa no la tuvo el Madrid, que hizo lo necesario para clasificar a la final, sino el City, un conjunto sin alma, acomplejado, que salió al campo sin hambre, sintiéndose perdedor.

El equipo inglés jugó como si el partido fuera un trámite burocrático en una oficina pública, un procedimiento obligatorio que haces con desgana, y no la gran posibilidad de acercarte a la gloria.

El Bayern del primer tiempo contra el Atlético le mete cinco goles a este City. Y el Barcelona, aun en horas bajas, lo despacharía sin dificultad.

El sábado 28 el Atlético y el Real Madrid se volverán a encontrar en una final de Champions. Mientras que el Atlético tuvo que superar a dos de los mejores equipos del mundo para llegar a ella, el Madrid se deshizo de rivales de menor cuantía como el City y el Wolfsburgo. Cosas del sorteo.

El Madrid va por la Undécima. El Atlético sueña con conquistar su primera Champions. Sería la coronación a una extraordinaria campaña (histórica como la del Leicester) que merece el premio mayor. (International Press)

 

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