Madres solteras en Japón, mal pagadas y discriminadas

 

Más de medio millón viven en la pobreza ganando menos de mil dólares al mes


Mamá

Parece raro hablar de pobreza en Japón, uno de los países más ricos del mundo. Sin embargo, las cifras son claras: uno de cada seis niños japoneses es pobre.


ABC de Australia expone el caso de Nana Kojima, una madre soltera que cría a sus dos hijos y que, en palabras del portal de noticias, forma parte del “oculto, pero creciente ejército de trabajadores pobres de Japón”.

En el país asiático más de medio millón de madres solteras viven por debajo del umbral de pobreza, ganando menos de 12.000 dólares al año (1.000 mensuales).

Kojima revela que solo el alquiler se lleva la mitad de su sueldo. No le queda mucho para la comida y otros gastos básicos.


A la mujer le preocupa no ser capaz de darles a sus hijos las oportunidades necesarias para que puedan salir de la pobreza.

La educación es una herramienta de progreso, de movilidad social. La mujer es consciente de que por su endeble situación económica, la educación de sus hijos no será la mejor. “Va a ser difícil darles lo que ellos necesitan”, admite.


Kojima trabaja como mesera y gana diez dólares la hora.

¿Y el padre de los niños? Kojima no recibe apoyo de su exesposo.  El 80 % de las madres solteras en Japón está en la misma situación que ella.

La mayoría de madres solteras tiene empleos precarios y mal pagados en un mundo laboral dominado por los hombres, resalta ABC.

«En Japón, las madres solteras que trabajan son discriminadas.  Tenemos pocas posibilidades de progresar debido a que no se entienden nuestras necesidades», declara Kojima.

Mientras más mamás solteras mal pagadas en el trabajo, más niños pobres.

Sin embargo, no están solas. Una organización en Tokio busca tenderles una mano desde hace dos años. Su directora, Chieko Kuribayashi, advierte sobre el riesgo de aislamiento que puede sufrir una mamá soltera, lo que dificulta la crianza de sus hijos.

Kuribayashi declara a ABC que el problema no es solo el dinero, y pide una unión de esfuerzos de la sociedad para resolver de manera conjunta la situación.

El Estado tiene, por supuesto, responsabilidad. “El gobierno tiene que establecer un sistema apropiado para ayudar a educar a estos niños”, dice.

Sin educación, los chicos no van a llegar lejos. Y seguirán siendo pobres. «A medida que los niños crecen, tienen que romper el ciclo de la pobreza y la educación es la clave», concluye. (International Press)

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