El síndrome del celibato, en auge en Japón

La mitad de los japoneses no mantuvo relaciones sexuales en el último mes


 

Antonio Hermosín / EFE

Cada vez hay más japoneses que no practican sexo, lo que amenaza con empeorar la baja tasa de natalidad del país. Detrás de esta tendencia hay motivos como las jornadas laborales maratonianas o el celibato voluntario por el que optan algunos jóvenes.


El 48,1 por ciento de los hombres y el 50,1 por ciento de las mujeres no mantuvieron relaciones sexuales en el último mes, según el más reciente estudio de la Asociación Japonesa de Planificación Familiar (JFPA), basado en una encuesta a 3.000 personas.

Los datos muestran un incremento de cinco puntos respecto a 2012, cuando se llevó a cabo el anterior informe, y confirman una evolución que amenaza con echar por tierra los esfuerzos del Ejecutivo nipón por aumentar la tasa de natalidad.

Los motivos de este creciente desinterés por el sexo están relacionados con diversos aspectos de la sociedad nipona, donde es difícil compaginar la vida personal y la laboral.


Uno de cada cinco hombres casados encuestados afirmaba estar «demasiado cansado» para practicar sexo después del trabajo, mientras que casi el 16 por ciento señalaba que se había vuelto sexualmente inactivo después de que su pareja diera a luz.

Entre las mujeres, los motivos más habituales del desinterés por el sexo es que lo encuentran «aburrido» (el 23,8 por ciento) y que llegan de trabajar muy cansadas (17,8 por ciento).


La tendencia es especialmente llamativa entre los hombres jóvenes de entre 25 y 29 años, de los cuales un 20 por ciento señala que el sexo «no le interesa».

Muchos de ellos son los denominados «herbívoros» («soshoku-kei danshi» en japonés), un concepto popularizado en Japón en los últimos años y que designa a «jóvenes que no tienen una actitud positiva para el amor y para el sexo», según el sociólogo nipón Masahiro Morioka.

«Son hombres sensibles, tímidos e inexpertos a quienes les gustaría salir con chicas, pero que no quieren adoptar los típicos roles masculinos para conseguir este objetivo», señala este experto nipón en su libro «Lecciones para hombres herbívoros» publicado en Japón en 2008.

Tras entrevistar a decenas de «herbívoros», Morioka estableció hasta ocho subcategorías diferentes, que van desde los chicos que «no saben cómo acercarse a una mujer» hasta quienes «tienen capacidad de hacerlo pero prefieren evitarlo para no sentirse heridos».

No obstante, el sociólogo considera que por el momento no hay «datos empíricos suficientes que demuestren un incremento del número de hombres herbívoros en Japón».

Los medios nipones también han acuñado recientemente el término «síndrome del celibato» para referirse al auge de las personas inactivas sexualmente y desinteresadas en cualquier tipo de relación sentimental, aunque también ante la falta de estudios que la fundamenten.

En cualquier caso, los expertos apuntan a una larga lista de factores económicos, laborales o sociales que frenan a ambos sexos a la hora de embarcarse en relaciones sexuales o de iniciar relaciones sentimentales.

Entre ellos citan la recesión económica, las largas jornadas laborales habituales en el país, el aumento del coste de la vida o la presión social sobre los jóvenes -en especial las mujeres- para que se casen antes de cumplir la treintena.

Todo ello compromete la ya de por sí baja natalidad de Japón, actualmente del 1,4 por ciento, y la evolución demográfica de una de las poblaciones más envejecidas del mundo.

El Gobierno nipón ha puesto en marcha una estrategia para apoyar la maternidad, pero por el momento no ha planteado medidas para animar a los japoneses a hacer más el amor.

Algunas voces sí han aventurado soluciones extravagantes para estos problemas, como la «tasa sobre los guapos» propuesta por el economista Takuro Morinaga en un artículo publicado en el diario Asahi en 2012.

Morinaga afirma que «la incapacidad de los hombres feos de tener citas exitosas con mujeres» es la raíz del declive de las relaciones íntimas y de la tasa de maternidad, y considera que el atractivo físico y el poder adquisitivo están estrechamente relacionados.

«Si impusiéramos una tasa sobre los hombres atractivos para corregir ligeramente esta injusticia, sería más fácil para los feos encontrar el amor, y el número de matrimonios aumentaría», afirma este controvertido analista, «otaku» (aficionado al manga) y comentarista televisivo.

 

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