Preocupación por el retraso en la construcción del muro de hielo en Fukushima

Planta nuclear de Fukushima

 

Autoridades piden a TEPCO que se apure


Planta nuclear de Fukushima
Planta nuclear de Fukushima

El regulador nuclear nipón expresó su «preocupación» por el retraso en la construcción de un muro de hielo subterráneo en la central de Fukushima, una medida experimental destinada a evitar nuevos vertidos de agua radiactiva al mar.

La Agencia de Regulación Nuclear (NRA) trasladó este mensaje a la propietaria de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO) durante una de las reuniones regulares entre ambas partes celebrada el lunes para evaluar la situación en la planta, según informaron hoy los medios nipones.


TEPCO comenzó en abril los trabajos para instalar un tramo del muro en fase de pruebas, aunque hasta el 2 de junio no empezó a levantar la barrera en su totalidad.

El regulador nuclear nipón considera que la barrera de hielo debía haber estado completada en mayo, y urgió a TEPCO a terminar su instalación a finales de julio, según recoge hoy la cadena estatal nipona NHK.

La operadora de la planta, por su parte, alegó que el retraso se debe a las corrientes de agua subterránea, que está dificultando el sistema de congelación ideado para la construcción del muro en uno de sus tramos, en torno al reactor número 2.


El muro se construirá insertando una línea formada por más de 1.500 tuberías alrededor de los cuatro reactores afectados por el terremoto y tsunami del 11 de marzo de 2011 y sus respectivos edificios de turbinas hasta una profundidad de unos 30 metros.

A través de éstas se inyectará una solución salina a una temperatura de menos 30 grados que congelará la tierra en contacto con las canalizaciones y creará así una barrera helada que debería evitar que las aguas subterráneas penetren en las estructuras de los edificios.


Esta medida de carácter experimental está financiada por el Ejecutivo nipón, y su objetivo es evitar que aumente el volumen de agua radiactiva que se acumula en el interior de los edificios y que se filtre después por efecto del reembalsamiento al océano Pacífico.

Debido a este problema, se cree que cada día unas 300 toneladas de agua contaminada van a parar al mar a través de los desagües del muelle de la central, lo que constituye uno de los principales desafíos para los trabajadores que luchan para desmantelar la central, tarea que llevará unas tres o cuatro décadas. (EFE)

 

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