Mundial Brasil: Hay cosas que mejorar… Por Jorge Barraza

Nunca un Mundial tuvo un inicio tan espectacular como este…todos están convencidos de que el empate no sirve, los chicos no temen a los grandes.

Jorge Barraza

Por Jorge Barraza*


“HUMILLACIÓN MUNDIAL”, tituló el deportivo diario Marca a todo lo ancho de su página de Internet, después de que Robben y Van Persie, Holanda toda, bah, carneara a España y la dejara con las vísceras al aire. Título del tipo “SE HUNDIÓ EL TITANIC”. Al día siguiente, en su edición impresa, sobre un fondo negro, también en letras descomunales, el mismo Marca pone, como si fuese cuestión de decidirlo nomás: “ARREGLAD ESTO”. Portada parecida a aquella célebre de El Gráfico cuando Colombia apaleó a Argentina 5 a 0, la que sólo decía “VERGÜENZA”. Porque el 5-1 de Holanda, como aquel histórico 5 a 0, son golpes directos al orgullo, afrentan el nacionalismo.

Arreglad esto… Imperativo, simpático. Como si ahora se encerraran en una pieza el capitán Smith (Del Bosque) y seis o siete de sus oficiales (Casillas, Sergio Ramos, Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Xabi Alonso) y se dijeran: “Bueno, señores, dejémonos de embromar y enderecemos este barco. ¡A ganar…!”

Esto nos recuerda al Mundial de Alemania ’74, cuando Argentina llevó un grupo fantástico de jugadores (Fillol, Kempes, Babington, Brindisi, Houseman, Ángel Bargas, Ayala, Heredia), todos con 22, 23 años, y se estrelló contra el Muro de Berlín, que aún existía. En la gira previa enfrentó a Holanda, la Naranja Mecánica, que era un arma ultrasecreta, todavía ignorada por las incautas selecciones del tercer mundo, sobre todo la más incauta, la nuestra. Ganó la Naranja 4 a 1 con una superioridad notable. Veinte días después, ya por el campeonato, volvieron a medirse y hubo otros cuatro naranjazos: 4 a 0. Pero esta vez el baile fue de escándalo, los argentinos no sabían dónde estaban parados. Entonces surgió una leyenda, muy graciosa; dice que, en el entretiempo, el técnico argentino -Vladislao Cap-, juntó a los jugadores y los arengó: “Bueno, muchachos, basta de moños y hagan goles”.


Algo así pide Marca: levantaos, ganad, traed de nuevo la corona… ¡Haraganes…! A propósito: Marca envió 13 periodistas a Brasil a cubrir el Mundial de punta a punta. ¿Los dejará…? ¿O vendrá la contraorden…? Volved…

Extra, un periódico popular de Río de Janeiro, publicó en tapa una gran foto de un gol de Robben con un título enorme y genial: “EX-PANHA”. Una inspiración de su editor. Y en los medios españoles aparecieron cientos de los clásicos “memes” post partido. Uno de ellos, notable, decía: “Menos mal que tenemos a Iker, que sino nos meten 4”. Realmente, Casillas tuvo el peor desempeño en sus 15 años de Primera División. Pero es tan hidalgo caballero que lo ha reconocido así.

Más cómico que todo ello ha sido el comentario de Xabi Alonso, muy flemático él, quien en conferencia de prensa ha dicho: “Hay cosas que mejorar”. Sí, por ejemplo, el planteo, la defensa, la delantera, el mediocampo… Sergio Ramos, por su parte, sentenció: “Hablar de fin de ciclo es una auténtica locura”. ¿Y cuándo terminan los ciclos… cuando mueren los jugadores…?  El presidente del Barsa también ha dicho lo mismo: “Aquí no hay ningún final de ciclo”, pero ya han cambiado tres técnicos y ahora se disponen a vender 10 jugadores y comprar nueve.


Después del penal obsequiado por el juez Nishimura a Brasil, el diario Olé, de Argentina, en su edición digital, tituló fuerte: “Arrancó robando”. Hablaba de Brasil, claro. A la mañana siguiente, dio toda la portada al penal y tituló, más jocoso: “Jugó ROBINHO”.

 


El árbitro japponés Nishimura muy cuestionado.
El árbitro japonés Nishimura muy cuestionado.

A su vez la portada de Lance, el diario deportivo más popular de Brasil, también estaba llena de chispa. Puso: “La Copa es nuestra. Neymar es nuestro, Oscar es nuestro, el gol de Croacia es nuestro. Y el juez también: TODO ES NUESTRO”. Genial.

Pero acaso más divertido que eso fue Fred, el centrodelantero que inventó el célebre penal, cayendo como si le hubiesen pegado tres tiros a quemarropa. “Hay una conspiración contra Brasil”, dijo el atacante, refiriéndose a las críticas a Nishimura. Y no se inmutó.

El 3 de junio último, en un amistoso frente a Japón previo al Mundial, Costa Rica perdió 3 a 1 y El País de Uruguay encabezó la nota con un duro “COSTA POBRE”. Ayer le llovieron cientos de mensajes al diario pasándole factura por la humorada.

El Mundial es un show en sí mismo, y la prensa en el Mundial, otro. Es tan gravitante su papel transmisor, su generación e interpretación de las noticias, la fabulosa repercusión que provoca, que nos preguntamos: ¿serían posible los Mundiales sin el periodismo…? ¿Los haría jugar igual la FIFA…? ¿Para quién? Contestamos: no tendría objeto alguno.

Decía Vicente Blasco Ibáñez, gigante de las letras españolas: “El destino del periodista consiste en dar noticias en estilo grato e impresionante. Cuando un padre llega a ver a sus niños, antes de que se acuesten, éstos le miran con ojos ansiosos y le dicen: ‘Papá, cuéntame un cuento’. Y esto es el periodismo: el niño, el eterno niño del público que pide la maravilla de un cuento nuevo todos los días. El editorial sesudo, la noticia impactante, el parte policial, la crónica de arte, todo ello obedece al más fuerte deseo humano después del hambre: la curiosidad”.

Los medios han alcanzado en este Mundial un protagonismo cumbre. Es tan importante mirar los partidos como leer o escuchar qué se dice después.

Ya podemos afirmarlo sin el menor reparo: nunca un Mundial tuvo un inicio tan espectacular como este. Por lo general, las primeras fechas son de juego conservador, los rivales se estudian. Ahora, en cambio, todos están convencidos de que el empate no sirve, los chicos no temen a los grandes y todos están nivelados y bien preparados. Por eso, más allá de la táctica que usen, todos buscan la victoria. Buen ejemplo es Costa Rica, la forma en que salió a ganarle a Uruguay fue notable. Grandes partidos, lluvia de goles, juego de ida y vuelta, equipos atrevidos, velocidad, paridad. Es el fútbol actual.

Los más felices con este comienzo, más que los hinchas, son Dilma Rousseff y Joseph Blatter, quienes la tarde de la inauguración parecían acurrucaditos en sus butacas, sin moverse; ni la nariz asomaron. Tan promisorio comienzo de Mundial ha cambiado el foco de la noticia. Ya nadie habla de los atrasos en las obras, las protestas sociales, el costo de los estadios… La fuerza huracanada de la pelota (bien jugada) dejó lado toda noticia que no sea el fútbol propiamente dicho.

(*) Columnista de International Press desde 2002. Ex jefe de redacción de la revista El Gráfico.

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