Empresas japonesas tienen dificultades para operar en los países emergentes

Cambios en las políticas comerciales en China y México perjudican a Fuji y Mazda



Las potencias de la industria automovilística mundial han encontrado en los países emergentes un filón por explotar ante su rápido crecimiento y la decadencia de las economías desarrolladas. Los fabricantes japoneses no son ajenos a la tendencia. Sin embargo, actualmente están enfrentando fuertes obstáculos en mercados como el chino, según el diario Nikkei.

Fuji Heavy Industries, propietario de la marca Subaru, ambiciona convertir a China en su segunda base de producción en el extranjero luego de EE. UU. La cosa no es nada fácil. El presidente de la compañía nipona, Yasuyuki Yoshinaga, reconoció en una rueda de prensa que es difícil que comiencen a producir de acuerdo con su plan de mediano plazo (“Motion-V”) que culmina en el año fiscal 2015.


Hace un año Fuji estableció una alianza comercial con el fabricante chino Chery Automobile. Sin embargo, aún no han logrado obtener luz verde por parte del gobierno chino.

¿Por qué no ha sido autorizado a operar? Por un cambio de política que en diciembre pasado modificó las reglas de juego para las inversiones extranjeras, explica Nikkei. El gobierno chino está preocupado por la abundancia de fabricantes de automóviles y busca achicar el campo siendo más selectivo en el otorgamiento de permisos, privilegiando a las firmas extranjeras que desarrollan tecnologías avanzadas.

Los problemas no solo ocurren en Asia. En México, Mazda está atravesando por una difícil situación. La compañía japonesa fue sorprendida cuando el gobierno mexicano anunció en marzo que frenará las exportaciones de automóviles a Brasil, una medida tomada en respuesta a un requerimiento del gigante sudamericano, que buscaba detener la invasión de vehículos procedentes de México.


La inestabilidad de las políticas en los países emergentes ha descolocado a empresas como Fuji y Mazda.

Para superar estos inconvenientes, Eiji Kawahara, socio de la consultora japonesa A.T. Kearney, citado por Nikkei, afirma que los inversionistas extranjeros deben tener una presencia más estable en los países donde operan y una estrecha relación con las autoridades locales.


Toyota es un buen ejemplo de ello. Cuando su presidente, Akio Toyoda, viajó a Tailandia, tras las fuertes inundaciones que sufrió el país, fue recibido con honores que por lo general se dispensan a importantes dignatarios extranjeros.

Toyoda remarcó que su compañía había trabajado duro en Tailandia durante 49 años y que mientras pudiera expandir sus operaciones nunca se retiraría del país. Cuando la crisis asiática golpeó a Tailandia en 1997, muchos fabricantes de autos abandonaron el país. Toyota se quedó. Actualmente, el gigante japonés domina cerca del 40 por ciento del mercado automotor.

Toyota está trabajando para integrarse a las comunidades de los países donde actúa. Los esfuerzos rinden frutos. Por ejemplo, en la India, tras varios años de cuidadosa preparación, lanzó el compacto Etios a finales de 2010, logrando vender desde entonces unas 100.000 unidades.

En 2007, Toyota abrió una escuela de formación técnica en la India. Alrededor de 120 de sus graduados han sido empleados en la planta local de Toyota. El beneficio es mutuo. El fabricante nipón consigue trabajadores calificados y estos disfrutan de la oportunidad de laborar en una de las compañías más grandes del mundo.

¿Cuál es la clave para tener éxito en los países emergentes? La respuesta la tiene el vicepresidente ejecutivo de Toyota,Yukitoshi Funo: “Para tener éxito hacer mejores autos no es suficiente. Lo que se necesita es tratar de contribuir al desarrollo de un país en el largo plazo».

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