EE. UU. y Europa se disputan suministro de aviones de combate a Japón

El Eurofighter Typhoon es la apuesta de compañías de España, Alemania, Reino Unido e Italia



Tres contratistas se disputan este mes un suculento contrato para poder suministrar nuevos aviones de combate a las Fuerzas Aéreas de Autodefensa de Japón, algo que por primera vez podría estar al alcance del consorcio Eurofighter.

Su modelo, el Eurofighter Typhoon, es uno de los aparatos que aspira a convertirse en el nuevo caza de referencia para el ejército japonés, lo que supondría un sonado éxito para este «holding» de empresas aeroespaciales de España, Alemania, Reino Unido e Italia.

Poco importa que las Fuerzas Armadas niponas estén limitadas a ser un contingente defensivo por mandato constitucional; Japón es un codiciado cliente ante el aumento casi generalizado del gasto militar en Asia, a rebufo de las partidas presupuestarias, cada vez mayores, que China dedica a sus ejércitos.


Las compañías a concurso consideran además que la decisión de Japón afectará a los pedidos de Brasil, Turquía y otros países emergentes que planean adquirir en un futuro próximo importantes volúmenes de cazas militares.

Muchos analistas han señalado que la solidez de la campaña presentada en septiembre por el grupo europeo en Tokio supone que por primera vez desde el fin de la II Guerra Mundial el país asiático podría adquirir un avión no estadounidense para patrullar su espacio aéreo.

Pero para ello, el Typhoon debe imponerse a las otras dos aeronaves que también compiten oficialmente por el contrato, el F-35 Lightning II y el F/A-18, desarrolladas respectivamente por las estadounidenses Lookheed Martin y Boeing.


Aunque los medios japoneses dan como favorito al F-35, al ministerio de Defensa parece preocuparle su coste y la fecha en la que el caza, que debe sustituir a los envejecidos F-4 y al F-15, podría empezar a fabricarse.

Antes de anunciar su decisión hacia finales de noviembre, el Gobierno nipón evaluará el coste y características de cada modelo, además de en qué medida las compañías japonesas podrán involucrarse en su producción y mantenimiento.


La británica BAE Systems, que participa en el «holding» europeo y gestiona el plan de venta al país asiático, ha enfocado la campaña en torno a esos tres factores, según explica a Efe el ejecutivo al frente del desarrollo de negocio para esta campaña, Andy Latham.

«En lo referente al precio, para Japón nuestro avión es una solución muy rentable», defiende Latham, al tiempo que subraya el largo periodo operativo «de entre 30 y 40 años» que tiene el Typhoon frente a otros modelos.

El británico considera además que las operaciones realizadas recientemente en Libia, donde el Typhoon ejecutó con éxito sus primeras misiones de combate y ataques terrestres, constituyen una «demostración significativa de sus capacidades de ataque e interoperabilidad».

Las llamadas Misiones de Reacción Rápida (QRA por sus siglas en inglés), que consisten en intervenir en el mínimo tiempo posible al detectarse una intromisión en un espacio aéreo, son una prioridad para Japón, un país preocupado por la frecuencia con la que las aeronaves militares chinas y rusas sobrevuelan el archipiélago.

Según Latham, las operaciones QRA son algo que el Typhoon, «con un rápido arranque en frío, hace muy bien», y considera que en ese sentido el consorcio está «ofreciendo las mejores capacidades de defensa» al país asiático.

Sin embargo, algunos expertos establecen dos importantes motivos por los que el Eurofighter lo tiene difícil para convertirse en el nuevo guardián de los cielos nipones.

El primero es que no adquirir aviones de un contratista militar estadounidense puede afectar negativamente a las relaciones bilaterales de Japón con EEUU.

El segundo sería la percepción en Japón de que en ocasiones los gobiernos del viejo continente minimizan el avance de China en la región, uno de los factores que cimenta actualmente la alianza militar entre Washington y Tokio.

Por otra parte, la participación nipona contemplada en el proyecto europeo podría imponerse a esos factores en un momento de estancamiento económico y decantar la balanza del lado del Typhoon.

En ese sentido, Latham explica que el ensamblaje final del aparato europeo puede realizarse enteramente en Japón y que toda su estructura mecánica «y el 95 por ciento del equipamiento, incluyendo motores o radares», puede ser fabricado por empresas niponas. (Andrés Sánchez Braun / EFE)

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