“Nuestra lucha apenas empieza”

Hirata está ubicada a 50 kilómetros de la planta nuclear de Fukushima.

Testimonio de agricultores de una villa de Fukushima que enfrentan las consecuencias de la crisis nuclear


Hirata está ubicada a 50 kilómetros de la planta nuclear de Fukushima.

Por Mariko Nihei

Después del terremoto, el tsunami y el accidente en la planta nuclear Fukushima Daiichi en marzo de este año, se estima que la población de la prefectura de Fukushima ha sufrido una emigración masiva de 18 mil habitantes aproximadamente que se ha mudado a diversas partes de Japón. El resto de la población continúa viviendo en el área afectada, ya que el gobierno emitió un mensaje a la población en el que declaraba que el nivel de radioactividad no es dañino para la salud, salvo que uno viva a menos de 30 kilómetros de la planta nuclear.

El problema se ha agudizado por la dificultad que implica para las personas mudarse a otros lugares, además de la necesidad de seguir trabajando para cuidar a sus familias. Para la gente que todavía sigue en Fukushima, la verdadera lucha apenas ha empezado. La fuga radioactiva sigue contaminando el aire, la tierra, el mar, a los animales y al pueblo cada día.


La villa agrícola de Hirata, que está 50 kilómetros de la dañada planta nuclear, ha sido relativamente poco afectada por el terremoto del 11 de marzo. Además, el nivel de radioactividad es bajo (0,1 microsievert por hora) afortunadamente, comparado con ciudades grandes como Fukushima y Koriyama (más de 1 microsievert por hora). Por eso, la mayoría de agricultores continúa viviendo en la villa, pero no pueden escapar de la amenaza radioactiva.

Pobladores como el señor Seya, de 68 años de edad, que se dedica a la ganadería y el cultivo de tabaco, que dice: “No puedo vender res vacuna ahora. Tampoco puedo vender tabaco este año ya que Japan Tabaco Inc. (JT) nos recomendó no cultivarlo. No sé cuándo se resolverán estos problemas. No tengo ingresos ahora. Estoy muy preocupado por nuestro futuro”.

Los ganaderos en Fukushima y las prefecturas vecinas no pueden vender su ganado, ya que algunas vacas están contaminadas por haberse alimentado con paja con cesio radioactivo.


La situación se ha vuelto un círculo vicioso perjudicial para los productores y riesgoso para la salud de los consumidores. Al salir la carne de res contaminada de Fukushima al mercado, los consumidores dejaron de comprarla (aunque la contaminación no se ha extendido a toda la prefectura). Ahora, los ganaderos en Fukushima no pueden vender su producto. A manera de indemnización, el gobierno está planeando comprar la res vacuna infectada, pero los importes no son suficientes para los agricultores. Y en caso de que su ganado no esté contaminado no pueden acceder a la indemnización, pero tampoco los pueden vender por el miedo de los consumidores.

Los lecheros también están sufriendo. El señor Yoshida, de 47 años, tiene 35 vacas lecheras. Además, recibe pedidos de inseminación artificial en bovinos. Tras el accidente en la planta nuclear, tuvo que deshacerse de su leche durante más de 40 días porque el gobierno prohibió la leche de Fukushima.


En marzo y abril se examinó el nivel de radioactividad de la leche procedente de Hirata tres veces. Los niveles detectados fueron bajos, por lo tanto la leche de la villa fue aprobada científicamente. Por lo tanto, el señor Yoshida puede vender la leche, pero la situación sigue siendo difícil.

“Tengo que comprar hierba no contaminada para darle a las vacas. Cuesta más o menos 1.400.000 yenes cada mes. Ni el gobierno ni TEPCO me han ayudado para comprar la hierba. Si no me van a ayudar, voy a tener muchas deudas y no podría seguir produciendo leche. Además, los pedidos de inseminación artificial han disminuido drásticamente después del 11 de marzo. Si no mejora la situación, tendría que mudarme a la prefectura de Hokkaido. La situación va a empeorar aún más en el futuro cercano. Nuestra lucha apenas empieza”, manifiesta.

Hay muchos pueblos como Hirata en la prefectura de Fukushima cuya economía depende de ganaderos y lecheros. Por lo tanto, Fukushima actualmente está viviendo una situación muy crítica. Hasta este momento, la indemnización proporcionada por el gobierno y TEPCO no es suficiente. Los pobladores están esperando que el gobierno y TEPCO tomen rápidamente medidas necesarias para apoyarlos.


Mariko Nihei es estudiante de doctorado en la Universidad de Tokio. Se especializa en la historia de la región fronteriza México-Estados Unidos a principios del siglo XIX. Cuando tiene tiempo libre, regresa a su prefectura de origen, Fukushima, e investiga la situación de los agricultores.

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